Por: JAIRO EDUARDO SOTO MOLINA
Estudiante de primer año de doctorado en Ciencias Humanas
Universidad del Zulia
Docente Universidad del Atlántico –Barranquilla, Colombia
“La Universidad tiene que tener un propósito académico únicamente, porque no debemos pensar que la universidad sea un instrumento político, si se convierte en un instrumento político, nunca va a tener la excelencia que deberá tener.”
Doctor José Félix Patiño Universidad Nacional
La Universidad del Atlántico no ha estado articulada a su entorno desde mediados de la década de los 70s; mucho menos a la región imaginaria del Caribe que es más región en lo geográfico que en lo identitario y cultural. Hacemos esta premisa basados en los hechos que analizaremos seguidamente.
La región Caribe existe en la mente de unos políticos quijotescos como el Dr. Eduardo Verano de la Rosa, quien tiene la intención de generar discurso y consenso en torno a una región que nadie la siente, precisamente porque como en un famoso tema de Ismael Rivera y Cortijo y su combo No sabe ¿dónde está la llave? La llave señor Verano está en la creación de Escuelas de pensamiento en elevar los índices o cuartiles sensometricos de la universidad pública de mayor carácter regional como lo es la UniAtlántico y los factores de impacto
La universidad se ha convertido en un bien público que ha estado permanentemente amenazado por el predominio en su dirección de sectores antagónicos y con posturas políticas extremistas. La extrema derecha la dirigió durante 9 años con la Dra. Ana Sofía Mesa y la extrema izquierda la recaptura por solo 11 meses.
Ojalá la nueva administración encargada no caiga en este perverso juego político que convierten a las administraciones de la Universidad del Atlántico en la misma loca con diferente fitoque como decía mi abuela. Todos quieren llegar al poder solo para apropiarse hasta la saciedad de los recursos asignados a la educación y/o para hacer sentir el poder como un martillo en la cabeza de los enemigos políticos. Esta ideología extremista ha dificultado la gobernabilidad en la universidad. Es necesario buscar formas de consensos y que cesen las ideologías radicales como forma de gobierno al interior de la universidad. Más aún, con la designación definitiva de nuevo rector debe ser una alternativa moderada, por ello el nuevo rector tiene que ser una figura de las más altas calidades académicas y no vinculado a la política visible.
La región Caribe tiene necesidades de formación para adquirir conocimientos para pensar y actuar como personas con autonomía, para construir una política que fundamente sus argumentos a partir de nuestras necesidades no resueltas, y en la búsqueda de una formación sólida que nos permita construir un mundo de vida más equitativo y mucho mejor en la transformación del espacio de nuestra existencia. En donde la Universidad del Atlántico sea el bastión del desarrollo científico, educativo y cultural de nuestra ciudad y de nuestra región Caribe.
Para construir región se necesita generar Escuelas de pensamiento y esto solo te lo permite una universidad de primer nivel que tenga el 70 u 80% de sus programas en el nivel de maestrías y doctorados para que a partir de las investigaciones surgidas de los referentes empíricos hagan surgir unas formas de pensar, de sentir y también de actuar en torno a los problemas que aquejan a la región Caribe. Así se va construyendo un imaginario colectivo, se va metiendo en la mente y en el corazón de los habitantes de la región geográfica del Caribe para que sea parte de su cultura. La cultura se elabora, se construye no se hace a través de discursos ni en sueños liricos, sino a través de construir lo que nos hace iguales a pesar de nuestras diferencias. Con una universidad pública débil y profesionalizante, con solo investigación formativa y no transformadora no vamos a construir ni una aldea. Esa es la clave o mejor la lave que abrirá el sendero a la construcción de una región autónoma del Caribe colombiano.
Por consiguiente, debe cesar la polarización y hacer camino a través de vías posibles de ser transitadas a través de la inclusión y no la exclusión del oponente o el contrario. Sino a partir del consenso y la concertación y el reconocimiento de los méritos ciertos que innegablemente tenemos un puñado de docentes de una generación intermedia.
Ya lo he señalado, la hoja de ruta debe ser: En primer lugar elevar la excelencia docente, cualificando los actuales profesores e ingresando a través de los concursos y TCOs a los mejores del medio; segundo, incentivar y apoyar la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico; tercero, fortalecer la formación bilingüe en inglés. El sistema educativo tendría un doble papel a jugar: internacionalizarse para moverse en ese nuevo entorno con pertinencia y servir de mediación en el dialogo intercultural manteniendo un interés central en la identidad regional.
Es de advertir el papel que cumplen las instituciones de educación superior con calidad en la generación de una sociedad abierta crítica y flexible en la generación de los valores indispensables para el desarrollo de una sociedad civil fuerte y en la creación de bienes culturales públicos. La educación superior en su actuar contribuye a generar una nueva eticidad necesaria socialmente y puede llegar a ser un ámbito para la creación de una cultura de paz.