Por: Jaime Ivan Borrero Samper
En ocasiones, las percepciones que se tienen de las personas cambian cuando se conversa de frente con ellas. Esa fue mi experiencia al reunirme con Arturo Char en torno al proceso de reelección del rector Danilo Hernández. Fui con la mente abierta, dispuesto a escuchar, y salí con una impresión que me parece importante compartir con la comunidad universitaria.
Lo primero que descubrí es que no se trata de alguien distante de la Universidad del Atlántico. Por el contrario, gracias a su amistad con Danilo Hernández desde hace más de veinte años, conoce de cerca la institución, sus luchas, sus transformaciones y también sus dolores. Esa relación lo ha llevado a sentir la universidad como algo propio, a defenderla incluso cuando ello le ha significado incomodidades y tensiones en su propio entorno familiar y político.
En nuestra conversación encontré a un hombre inteligente, sincero en sus palabras y claro en sus convicciones. Hablamos sobre el rumbo de la Universidad del Atlántico y sobre el antes y después que significó la llegada de Danilo Hernández a la rectoría. Para Arturo, el liderazgo y la visión que ha demostrado Danilo son invaluables, y es justamente por eso que su respaldo es incondicional. No es un apoyo vacío, sino sustentado en argumentos y en la certeza de que el proceso que vive hoy la universidad no puede interrumpirse.
Lo más significativo de todo es que percibí a un ser humano que siente y valora a la Universidad del Atlántico más allá de cálculos políticos. Esa conexión, que nace de años de cercanía y de vivencias compartidas, lo ha llevado a asumir una posición firme: apoyar la reelección de Danilo Hernández sin titubeos, con la convicción de que su proyecto es lo mejor para la institución.
Quienes formamos parte de esta comunidad sabemos que los procesos en la universidad no se sostienen solo con discursos, sino con decisiones reales, con compromisos claros. El respaldo de Arturo Char a Danilo Hernández es precisamente eso: una decisión sólida, bien pensada y con un profundo sentido de pertenencia.
Por eso, a mis amigos docentes, especialmente a quienes son de carrera y de planta, quiero transmitirles la seguridad de que el liderazgo de Danilo no está solo. Detrás de él hay apoyos firmes, argumentos sólidos y un sentimiento genuino hacia la universidad. Esa certeza nos permite mirar hacia el 2 de octubre con confianza en que la comunidad universitaria seguirá consolidando un proyecto que le ha devuelto dignidad y futuro a nuestra querida alma mater.