POR GASPAR HERNANDEZ CAAMAÑO
AMO EL ORO. AMO A LAS MUJERES DE ORO
Amo el oro. Y obvio amo a Mariana y a Caterine porque están hechas de oro. Oro puro. Limpio. Sudado. Esforzado. Metal precioso. Mujeres divinas estas campeonas olímpicas. Una, la blanquita, es oro doble. Y la morena, morenaza, es de oro y plata. Ambas vuelan como gacelas en sus carreras al podio. La morena sobre sus piernas y Mariana sobre una bicicleta. Nadie las alcanza. Ni el viento. Ni las miradas. Son hoy las colombianas más admiradas. No solo provocan aplausos, sino que engendran lágrimas. Lágrimas de felicidad. De orgullo nacional.
Estas campeonas, bañadas de oro, son además de mujeres hermosas, unas personas educadas. Dan ganas de verlas correr. Repito volar. Pero dan ganas de oírlas hablar con el corazón en la boca, en los labios. Y a pesar del esfuerzo no pierden la sonrisa. La exhiben con unas gracias y una solvencia que encanta. Mujeres divinas como diría el mariachi. Son educadas de hogares y de escuelas. Y lógico de pistas atléticas y estadios. No solo corren como Pegasos sino que saben hablar. Y hablan pensando lo que van a decir. No se les conocen debilidades. Son seres maravillosos estas campeonas.
Cómo aprender de Mariana y de Caterine?. Me dicen que su talento fue descubierto y preparado en el exterior. Que sus padres y sus entrenadores las enviaron fuera del país para que desarrollaran su talento porque en el país no hay pistas donde volar. Triste realidad. Son campeonas de un deporte que mendiga recursos, mientras nuestros senadores cenan con utensilios de oro y plata robada al tesoro público, muchos están condenadas pero tienen casa por cárcel. Paradojas de este país de horror.
Pero mejor volvamos a hablar de amor, por Mariana y por Caterine. de un amor que nos brota como se abren flores en el jardín. Incontenible. Espontáneo. Aplaudido. Nervioso. Un amor de colombiano súper orgulloso por estas campeonas de la humildad y de la inteligencia. Ya es hora que aprendamos a entender que del horror podemos ser un país de oro. Un país de amor. Corramos como vuelan Mariana y Caterine para el podio de la paz. Y en vez de seguir cultivando la sangre (guerra) construyamos el oro de la paz. Amo el oro y a esas mujeres. La rubia y la morena. Divinas ellas.