Por Gaspar Hernandez Caamaño
LO SAGRADO DEL AMOR
Mañana es Domingo de Resurrección, Día del Resucitado: decían en mi infancia. Y la tradición católica invita a la Procesión para acompañar a quien ha regresado, victorioso, de la muerte. Esa ceremonia es la que más me gusta de la Semana Santa, pues es la ceremonia de la vida, ya que los días anteriores son los de la traición, la captura, el juicio y la crucifixión. Me gusta tanto que camino la Procesión del Resucitado de la iglesia de Chiquinquirá de Barranquilla, barrio donde nací.
Nacemos para morir, enseña la filosofía existencialista. Pero morimos para volver a nacer?. Para resucitar?. Es difícil decir que SI. Que si morimos para nacer. Esa historia no es humana. Es divina. Sólo la pudo consumar Dios hecho Hombre, el niño de Nazareth, por cuya muerte y resurrección, la humanidad entera celebra, creyente o no, estos días santos. Todo como una celebración a la vida, nunca a la muerte.
Y cuando así pensamos, encontramos rápidamente la respuesta. Es el amor, como virtud (generosidad), el que nos enseña que podemos morir para volver a nacer, aunque no sea en cuerpo, pero si en alma. Es lo sagrado del amor. Quien ha amado bien en la vida, al morir resucita, en su onomástico o a cada tiempo, en el alma,. Es la dialéctica del amor, no se agota con la muerte, sino que renace. Resucita.
Por ello mi sacra sugerencia: Amen, sin tilde. Sin límites. Quien ama así, sin prohibiciones y sin vergüenzas, vuelve a nacer. Porque todo acto de amor es, en el fondo, un acto de resurrección. Después de él, del acto amoroso, eres mejor persona si amaste sin pecado, sin egoísmo. Solo pido que todos los domingos sean de Resurrección. Y todo gracias al amor.
El amor de Dios es perfecto. Se dice q el amor de la madre es igual al que proviene de Dios.