Por Gaspar Hernandez Caamaño.
Brillan ya las luces de la Navidad. Y desde que se prendieron en mi árbolito familiar, me comenzaron a llegar regalos. Eso es la Navidad: dar, regalar. Qué?. Una sonrisa. Un abrazo. O una mercancía que simbolice el agrado por obsequiarlo o por la persona a quien se regala. O un juguete de esos que nos gusta tanto a los niños que volvemos a ser cuando llega la Navidad, la más hermosa y esperada fiesta de cada año.
La Navidad nos trae la eterna reflexión sobre Dios y su definición redonda de Amor. DIOS ES AMOR, nos la promulgó la cristiandad que es la creadora de la Navidad como celebración del nacimiento del Dios hombre, Jesús de Nazaret. Y mi primer regalo recibido, espero no sea el último, es el libro POR QUÉ MARX TENIA RAZÓN (ediciones península); cuyo subtitulo es: ¿y si todo lo que siempre se le ha recriminado fuera falso? Su autor es el profesor inglés Terry Eagleton.
Marx, el filosofo alemán, considerado el padre intelectual del comunismo, era ateo y acuñó aquella célebre frase «la religión es el opio del pueblo». Pero según Eagleton creía en el amor y en la fraternidad humana, pues fue uno de los pensadores utópico de la modernidad y creía que solo atraves de los otros podemos llegar a ser verdaderamente nosotros mismos. O sea ama al prójimo como a ti mismo.
Entonces Marx también habló de amor, como fraternidad, como humanidad, como libertad individual. Igual es el mensaje del Dios de la Navidad. El Dios del Dios es amor. Así que hay motivos para hacer de esta Navidad que inicia una fiesta amorosa, una fiesta comunista de sonrisas, abrazos, regalos y juguetes. Ya tengo encendidas en mi corazón las luces de la Navidad. Y usted?