ESTUDIANTES DE UNIATLANTICO SE PRONUNCIAN

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“La cultura del matoneo y el pasquín en la Uniatlántico”

William Alexander Aguirre1

Jeison Díaz Mercado2   

En el momento actual, el funcionamiento de la Uniatlántico está caracterizado por diversas contradicciones entre los sectores que hacen vida en su seno, que se ubican alrededor de opiniones divergentes en relación a la gestión y los procesos administrativos que ha venido llevando a cabo la actual administración.

Esto ha llevado a que se presenten diferentes visiones sobre ésta y hasta escándalos, producto de los intereses personales creados entorno a la figura de la rectoría. Entre los escándalos podríamos mencionar los casos de presunto clientelismo y corrupción que comprometen a miembros del Consejo Superior y aspirantes al cargo. Cabe destacar que estos  elementos son males endémicos de nuestra Alma Mater y hacen parte de la cultura política de la región y el país,  aflorados de manera estruendosa  por la coyuntura de la designación del rector.

El pasado 2 de agosto, el prestigioso y emérito profesor Milton Zambrano Pérez publicó en este portal su  acostumbrada columna de opinión, realizando una serie de afirmaciones entre las cuales se encuentra la participación de sectores de izquierda en la administración de la U.A. Un su columna también plantea una serie de cuestionamientos a individuos  y organizaciones  que hacen vida en la Universidad. Nosotros nos hemos dado a la tarea de responder algunos de los interrogantes del profesor Zambrano, a partir de nuestra perspectiva política con el objetivo de nutrir el debate universitario.

¿Ustedes están de acuerdo con el curso politiquero y clientelista que ha tomado la dirección universitaria?

El curso politiquero y clientelista en la U.A. no es nuevo,  pues hace parte de las estructuras del gobierno universitario; podríamos señalar, por ejemplo, actuaciones  de la anterior administración, como la entrada en vigencia de Ley 550 al mes  de haber asumido el cargo la anterior rectora, el exorbitante rubro de viáticos a nivel central que ascendía a 625.700.000 pesos, mientras que el resto de unidades académicas recibían apenas 670 millones de pesos, y a la investigación tan solo se destinaron 300 millones  en el año 2013. Sin contar con el salario de 16 millones de pesos que recibía la rectora, el doble que el salario del gobernador de la época.

A esta forma de administrar la universidad nos opusimos durante ochos años, y lo seguiremos haciendo  hasta que no se dé una renovación  de la maneras de desarrollar la gestión  administrativa, y se empiece a poner en el centro de la función pública y de la vida universitaria el respeto por los recursos públicos. La Universidad no puede concebirse como un negocio que cambia de dueño con cada rector; por el contrario,  debe percibirse como un ente académico en el que primen los principios de la autonomía, investigación  y democracia.

¿Están de acuerdo con los profesores, estudiantes y egresados que no dan nunca un debate con altura y que siempre acuden a la descalificación o matoneo de la persona para eludir la confrontación de ideas? O: ¿Qué  opinan  de los más eficientes pasquineros universitarios que  defienden a la actual administración?

No estamos de acuerdo con esa serie de prácticas, porque van en contravía de los principios de nuestras organizaciones; creemos que el debate sobre la universidad debe  darse con base en el respeto a la diferencia, a la pluralidad y diversidad de opiniones que alimentan la U.; por lo cual rechazamos dichas prácticas.

Cabe destacar que nuestros procesos han sido víctimas  de los señalamientos y las descalificaciones que nos han costado vidas humanas y falsos positivos judiciales, bajo la premisa de repetir una mentira mil veces hasta convertirla en verdad, típica de la propaganda nazi. Frene a ello rechazamos los señalamientos en redes sociales y emisoras del orden local y nacional, que ponen en peligro la integridad física y la seguridad de estudiantes, profesores y trabajadores de la U.A.

¿Los pasquineros y manoteadores representan el sentimiento de toda la izquierda universitaria? ¿El matoneo de Gary Martínez Gordon es compartido por toda la izquierda de la universidad?

Las puntos de vista del señor Gary Martínez Gordon son personales y no comprometen la opinión de ninguna de nuestras organizaciones (FEU, MARCHA PATRIOTICA Y JR). En el caso de la FEU, nuestra definición asamblearia fue no respaldar como organización a ningún candidato  a la rectoría. Marcha Patriótica y JR tampoco han determinado su respaldo a ningún aspirante.

¿Seguirá la izquierda compartiendo el proyecto de universidad de Castillo porque le conviene burocráticamente  aunque lleve al desastre a la institución?

Marcha Patriótica tiene vocación de poder mas no ambiciones burocráticas; en ese sentido,  nuestra ambición en la universidad es construir un modelo de educación superior alternativo para un país con soberanía, democracia y paz. Creemos que ese nuevo modelo debe surgir de un consenso de la comunidad universitaria a través de un proceso constituyente que fortalezca la autonomía y la democracia.

Frente a la administración del profesor Castillo podemos destacar unos cambios de forma (como la recuperación de los símbolos tradicionales de la U.A.), pero de igual manera nos preocupa el nuevo enfoque de formación para el trabajo que asume la Universidad con la apertura de 6 nuevos programas académicos  por ciclos propedéuticos en los 9 meses de Castillo en el cargo, lo que va en detrimento de los fines misionales de la Universidad del Atlántico y lo que sigue las indicaciones del Acuerdo por lo Superior 2034, al que nos hemos opuesto radicalmente.

Si la Unión Patriótica, la Marcha Patriótica, el Partido Comunista-Juco  y las mismas FARC (o cualquier otro sector de la izquierda) quieren ser alternativa real de poder en este país tienen que distanciarse de los métodos que han hecho famosos a los partidos tradicionales que han provocado la desorganización y la muerte de las instituciones públicas.

Ante  la opinión suya frente  a la forma que la izquierda debe adoptar para ser alternativa en el país nos encontramos totalmente acuerdo, pues la corrupción y el clientelismo no tienen espacio en los sectores alternativos y democráticos ; sin embargo, los procesos de izquierda no están exentos de ser permeados por individuos con estas prácticas, como ocurrió en Bogotá con la administración  de Samuel Moreno; lo importante es corregir a tiempo cualquier deformación, acudiendo siempre  a la crítica y a la autocrítica.


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