Por Jaime Ivan Borrero Samper
Este 5 de diciembre, la Universidad del Atlántico dio un giro significativo en el manejo de la situación actual.
En sesión formal, el Consejo de Bienestar Universitario adoptó decisiones que confirman algo que hasta hoy no había sido reconocido de manera institucional: la Universidad atraviesa una crisis que requiere acciones inmediatas.
La discusión se abrió gracias a la representante estudiantil Jeirys Puccini, quien propuso modificar el orden del día para incluir el análisis de la crisis y los riesgos de escalamiento de violencia dentro del campus. Aunque inicialmente se planteó mantener la agenda tal como estaba, finalmente el Consejo acogió la petición y procedió a discutir el tema de fondo.
Durante la sesión, la representante estudiantil María Katalina Alean expuso que existen denuncias en materia de derechos humanos recopiladas por los estudiantes, frente a las cuales no se ha visto avance ni trámite por parte de la administración. Su intervención evidenció una problemática que no podía seguir siendo ignorada.
Por su parte, la representante estudiantil Rosa Castillo tomó un papel decisivo en dos puntos fundamentales de la sesión:
Fue ella quien propuso la creación de la comisión operativa encargada de acompañar, verificar y dar seguimiento a las medidas que se adopten frente al escenario crítico.
Fue también ella quien exigió la publicación inmediata de la comunicación institucional, sustentándose en el Artículo 12 del Estatuto de Bienestar Universitario, que establece como objetivo de la Vicerrectoría:
“Generar y optimizar canales de comunicación y participación con los estamentos e instancias administrativas de la Universidad, con el fin de difundir los programas y actividades del Sistema de Bienestar Universitario.”
Ese fundamento jurídico obligó a que el Consejo reconociera que la comunicación no era un acto opcional, sino un deber institucional.
Además, se conoció en la sesión que Rosa había presentado previamente una denuncia sobre esta misma problemática.
Gracias a estas intervenciones, la sesión tomó un rumbo distinto y se asumió responsabilidad institucional.
«Las conclusiones adoptadas hoy por Bienestar Universitario»
Tras la discusión, el Consejo aprobó por unanimidad una serie de decisiones que marcan un antes y un después:
1- Reconocimiento formal de la crisis institucional.
El Consejo aceptó que la Universidad vive un escenario de anormalidad que no puede seguir manejándose como si fuera un hecho aislado.
2– Divulgación de las medidas preventivas ya adoptadas.
La Vicerrectoría informó que había tomado medidas, pero estas no habían sido comunicadas.
El Consejo reconoció que esa comunicación debe hacerse de manera inmediata, atendiendo al Estatuto de Bienestar.
3- Activación de un plan de contingencia.
Se ordenó implementar un plan integral de protección, verificación y acompañamiento ante el estado crítico actual.
4- Creación de una comisión operativa.
La comisión, propuesta por Rosa Castillo,iniciará funciones la próxima semana, incluso con apoyo jurídico si es necesario, para evitar que las decisiones se queden en papel.
Un mensaje institucional que ya no se puede omitir
Lo ocurrido hoy es histórico porque, por primera vez en esta coyuntura, un órgano universitario reconoce abiertamente la crisis y asume decisiones para enfrentarla.
Las representantes estudiantiles Jeirys Puccini, María Katalina Alean y Rosa Castillo cumplieron un rol determinante:
abrieron la discusión, visibilizaron denuncias sin trámite, exigieron comunicaciones obligatorias y garantizaron que el Consejo adoptara medidas reales.
Mientras otros espacios han evitado pronunciarse, Bienestar Universitario dejó claro que:
La crisis existe.
La comunidad merece información verificada.
La prevención no se puede aplazar.
La Universidad habló hoy a través de su Consejo de Bienestar.
Y lo que dijo es claro : la crisis es real y la institución debe actuar en consecuencia.
