Por Gaspar Hernandez Caamaño
Nunca he visto personalmente a Shakira. Solo en videos, en fotos de diarios y en portadas de revistas que compró solo por verla a ella, de quien he adquirido toda su discografia para regalársela a mi única hija, Oona Isabel, la consentida. Poco entiendo la entonación de sus canciones, pues soy medio sordo, pero me fascinan sus caderas cuando la veo bailar el wacawaca. En el vecindario donde vivo, barrio La Concepción de Barranquilla, dicen que en esa cuadra vivió Shakira cuando niña y muestra la casa de enfrente a la mia. Y creo pues he saludado a un hermano de ella, colega mio, en la esquina cuando esta era la tienda de Don Luis, hoy un edificio de apartamentos de alquiler. A sus padres si los he visto recientemente los salude en el ascensor del «Bellagio», una tarde de Abril cuando fui a visitar a una amiga del Sur que vive ahí. Y le recordé al colega Mebarak, columnista de El Heraldo, que me fiaba cadenitas de oro para mis hijos pequeños. Esa tarde la madre de Shakira sonreía complacida que les recordara a su hija aplaudida, a la que todos amamos en Barraquilla linda y sus alrededores.
Y esta nota no la he redactado para declarar mi amor de ñero por Shakira, sino para resaltar el que ella siente y demuestra por esta ciudad, donde las veces que ha presentado su espectáculo ha generado locura colectiva, tanto en «El Romelio» con en el «Flaco Melendez», que se han convertido en noticias musicales, sino de crónica roja y judiciales; lo digo pues defendí a un exalcalde por un lio en la boleteria del show de Shakira. Recuerdan?
Cómo es ese amor de Shakira por Barranquilla?. Colosal. Y humilde. Construyo un colegio de «Pies Descalzos», disfruta saboreando corozos con sal y come mango biche con pimienta y limón como turpial. No tiene tapujos para expresarse bien de la ciudad que crece hacia el río y el mar. Y lo más conmovedor en que cuando pone sus pies en Killa se devuelve a ser la niña hermosa y talentosa que es la mamá famosa de dos bebes. Y no tiene rubor en vestirse de Junior «Tú Papá», en vez del Barça que es la de su esposo. Shakira es nuestra, tanto que nos dan ganas de llorar viéndola rodar en bicicleta descalza y coqueta. En Baŕranquilla todos amamos a ese niña que no seria descabellado, un día no lejano, elegirla Alcaldesa de la ciudad que la parió para hacerse gloria universal. Seria el gobierno de una Princesa, la de una mujer de pies descalzos que no es ciega ni sorda ni muda. Es tan mono el amor de Shakira por Barranquilla que cuando ella regresa se adelanta el Carnaval. Shakira no nos olvida (Te Olvide) y nosotros la queremos como nuestra hija consentida, si dije mentiras, por favor déjenme bailar con ella el wacawaca.