Por Gaspar Hernandez Caamaño
UN DEFENSOR DEL PUEBLO SIN AMOR
He sostenido aquí que en nuestro país no existe educación sexual, por una elemental razón: no hemos aprendido a amarnos, ni a nosotros mismos ni a los otros. Además en nuestras escuelas primarias no nos enseñan anatomía, sino que aún se repite, por maestras «quedadas» y maestros «libidinosos» que el ser humano es cabeza, tronco y extremidades; como ven ignoran lo que realmente es un humano: cerebro y sexo. Y en la secundaria tampoco se enseña socio biológica. Y en las universidades persiste el tabú de que el sexo es pecado y niegan los descubrimientos de la neurociencia.
Un país así educado, como un territorio del medioevo atrasado donde se quemaban por brujas a «las mujeres calientes», a las que les cantan «Los Hermanos Rosario», no puede ser sino escenario permanente de Acoso Sexual no sólo de los más poderoos, sino del ofrecimiento sutil femenino para comer a «La Carta», en un empleo, público o privado. Somos un país de morbosos y de mujeres no amadas, sino acosadas o usadas como mercancía, sin placer y sin fortuna.
El sexo, Señoras y Señores, es divertido. Pero para encontrarle el goce hay que educarse no solo en la escuela sino en la vida. Que un Defensor del Pueblo termine siendo acusado públicamente de Acosador Sexual, a mí me indica que no es un hombre educado y mucho menos un varón domado. Es simplemente un mamífero más vestido de saco y corbata. Cómo defender derechos en una sociedad desigual, sino no se tiene control racional de «La Bragueta?». This is the question.
Cada día las situaciones de acoso sexual son más habituales en el empleo o en las escuelas, olvidando las esquinas y los hogares. He ahí otra razón de mi propuesta de implementar o crear una obligatoria Cátedra del Amor para aprender y para enseñar a AMAR como deben amar los humanos: con el cerebro educado y el sexo divertido. Es que quien lo vive es quien lo goza.
