Crítica:
– ¿ES NOTICIA O ES INFORMACIÓN?
Por. GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
Umberto Eco, el célebre semiólogo italiano, fue un crítico feroz de las redes sociales y del mal periodismo. De las primeras expresó agudas opiniones y del segundo dejó la novela «Número Cero», entre ficción y realidad. Por eso en el actual conflicto, avivado por la pandemia del coronavirus, entre «Infodemia» o Fake News y noticias confiables, el pensar del italiano es un referente para entenderlo en sus dimensiones políticas y educativas, ahora que las autoridades gubernamentales (Trump y Duque) pretenden disciplinar a ciudadanos para controlar al mortal virus.
Sobre las redes Eco, en el 2015, dijo:
«Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. ES LA INVASIÓN DE LOS IDIOTAS».
Y sobre periodismo manifestó:
“En el viejo periodismo, por muy asqueroso que fuese el periódico, había un control. Pero ahora todos los que habitan el planeta, incluyendo los locos y los idiotas, tienen derecho a la palabra pública».
Más ácida no puede ser esa opinión del semiólogo, pero la comparto íntegramente, muy seguro por mi devoción confesa por el papel impreso, ya que su lectura deja más huellas en la corteza cerebral que un twitter. O no?
En su libro «DIARIO DE UN CONSTITUYENTE», el periodista y ex constituyente del 91, por el partido liberal, Alberto Zalamea Borda, dejó escrita una frase, en momentos en que se debatía la redacción del actual artículo 20 de la Constitución Política (que consagró el derecho a la información y otros), que vaticinaba que el destino de la política estatal estaría presidida por los avatares de los medios de comunicación, como la radio, la prensa y la televisión. No se preveía la irrupción de las redes sociales como instrumentos de gobernantes para comunicarse con la ciudadanía o sus electores. Eso vino luego de la invención del Internet, pocos años después de la expedición de la Constitución del 91.
Hoy, en estos tiempos de pandemia, ha brotado la llamada INFODEMIA por el exponencial desarrollo global que han alcanzado las redes sociales a través del internet y la existencia de teléfonos inteligentes que permiten a cualquier persona, idiota o nobel, tener el mundo en sus manos, no necesariamente en su cerebro.
La INFODEMIA se define, parodiando la presente pandemia, como «una marea de falsa información que ha contagiado a las redes sociales y las conversaciones de Whatsapp».(ver El Espectador. LA LUCHA CONTRA EL OTRO VIRUS: LA INFODEMIA. 29/3/2020).
Y recientemente surgió el litigio entre el Presidente norteamericano, Ronald Trump,( será uno de los locos a que eludía Eco?) con la red Twitter por una aparente censura a uno de sus habituales mensajes sobre las inconformidades de un sector de la población mundial respecto de la gestión gubernamental para enfrentar la pandemia y el horror del asesinato por policías de un ciudadano afroamericano.
Trump, como reacción al sentirse «censurado», expidió un Decreto relacionado a «la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Telecomunicaciones de 1996, donde se estipula la protección a las compañías tecnológicas (Youtube, Facebock, Google o Twitter) contra cualquier acción legal respecto con el contenido publicado por terceros y les da la libertad de intervenir en las plataformas como lo deseen»(ver El Espectador. 31/5/200).
En este punto es menester recordar que la Libertad de Expresión en la Constitución Norteamericana, Primera Enmienda, es un derecho casi absoluto. O sea no se admiten restricciones, de ahi que el progreso comunicativo de las redes sociales se haya expandido libre y ampliamente.
Aquí vale ilustrar lo que consagra esa Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de 1787, cuyo tenor es el siguiente:
«Se prohíbe la expedición de cualquier Ley con respecto al establecimiento oficial de una religión, que impida la práctica libre de la misma, QUE REDUZCA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, QUE VULNERE LA LIBERTAD DE PRENSA...». Esta Enmienda data de 1791 y está vigente.
La sola comparación de la conducta del Presidente Trump con la norma constitucional recordada, nos indica que su obrar es contrario a la Carta de Derechos de USA y por tanto censurable, no solo en los medios, calles y redes, sino en la Academia y la política internacional.
Por otra parte, en Colombia el Presidente Duque, frente a la difusión de fake news o falsas noticias sobre la propagación del virus que mata, declaró que:
“Nosotros seguimos haciendo muchas campañas de información todos los días para enfrentar las noticias falsas. Y quiero ser muy claro: QUIENES ESTÉN DIFUNDIENDO ESOS MENSAJES INVITANDO A LAS PERSONAS A QUE NO SE SOMETAN AL TEST, CLARAMENTE ESTÁN VIOLANDO LA LEY Y ESTÁN VIOLANDO LAS NORMAS ESTABLECIDAS EN EL CÓDIGO PENAL, en lo que tiene que ver con acatar las directrices de autoridad sanitaria para enfrentar una epidemia»(ver El Tiempo. 31/5/2020).
Tanto Trump como Duque se comportan como Emperadores, no como Napoleón Bonaparte que siempre respaldo la libertad de expresión así se usara contra su autoridad. El gringo asumió facultades de legislador. Y el nuestro, que se habituó a la televisión, se transformó en Fiscal y Juez Penal para enviar a la cárcel a cualquier mentiroso, bajo la falsa adecuación de tal conducta a un delito contra la salud pública.
El tipo penal al que alude nuestro Presidente y que usó, equivocadamente el Fiscal General contra la pareja López Lozano, es el establecido en el artículo 368 del actual Código Penal colombiano que dice:
«El que viole medida sanitaria adoptada por la autoridad competente para impedir introducción O PROPAGACIÓN DE UNA EPIDEMIA, incurrirá en prisión de 4 a 8 años».
En éste punto hay que recordarle al Dr. Ivan Duque que quien divulga un Fake News o pide no atender, por ejemplo el uso de tapabocas, no está impidiendo o facilitando la propagación del coronavirus, sino haciendo uso de su libertad de expresión. Por tanto, a mi entender, no es sujeto de tal tipo penal.
Además no se puede olvidar que Colombia, como Estado Social de Derecho, PROSCRIBIÓ LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA. Y antes de señalar alguna responsabilidad penal hay que determinar si la conducta, en caso particular, no se ajusta a una cualquiera causales de inculpabilidad o de justificación.
Incitar a la desobediencia a una medida sanitaria, en una democracia constitucional, puede considerarse o presumirse UN ACTO PREPARATORIO. Y éstos no son punibles, SINO EN UNA DICTADURA.
Será que Mister Trump y el Presidente Iván se están mandando hacer trajes, a sus medidas, para lucirse como dictadores?.
Ni la libertad ni ningún derecho fundamental puede abolirse por un Decreto, un trino o un pantallazo de la televisión. La pandemia acaba con la salud y vida de pacientes, pero no puede destruir derechos donde la humanidad dió sangre y vida para conquistarlos, como lo es la libertad de pensar y expresar.
NOTICIAS E INFORMACIÓN.
«La libertad es como
el aire. Te das cuenta
de que la necesitas
cuando te falta». Piero Calamandrei.
Ocho minutos con cuarenta y seis segundos sin aire, sin libertad a lo Calamandrei, fueron suficiente para acabar con la vida de un hombre esposado y sometido por la rodilla de un policía gringo, muerte que evidenció la tragedia del racismo en la sociedad de la comunicación. Y demuestra la sabiduría de la frase del procesalista italiano que combatió, desde el Derecho, el fascismo del Siglo XX.
Cierto. La libertad es como el aire. Y solo cuando no podemos respirar por un ataque de fuerza irracional sabemos lo necesaria que es. Es vida o es muerte.
En ese mismo nivel, comparativo, es la libertad para el periodismo como la información para la vida o la muerte de una sociedad democrática. Por eso, desde el respeto a lo que significa LA LIBERTAD PARA DEFINIR LA NATURALEZA DEL HOMBRE CONTEMPORANEO, es que propongo el interrogante sobre si LA NOTICIA Y/O INFORMACION SON LO MISMO.
Obvio el interrogante surge frente el desarrollo inmenso de las redes sociales ante la existencia del periodismo y la gobernanza digital. Para buscar respuesta intento argumentar que existen diferencias, o sea que no son lo mismo, aunque periodistas y gobernantes lo confundan permanentemente. Veamos.
Cuando fui reportero de un diario local, ya extinto, aprendí de una frase de Juan Mairena, personaje del poeta español Antonio Machado que «NOTICIA ES LO QUE OCURRE EN LA CALLE«. Y luego el ejercicio del reportaje me enseñó que también era lo que descubría y desarrollara el reportero o periodista desde su conocimiento, verificable, de la realidad.
Pero para encontrar un acercamiento a qué es la noticia, acudí a la joven reportera del canal de televisión internacional FRANCE 24, la barranquillera Eel Maria Ángulo Hernández, quien respondió:
«Noticia es la narración de hechos con base en la investigación sobre sus causas, consecuencias, impacto y protagonistas. Es un relato tejido por un periodista tras la recolección de información sobre un suceso». Y remata diciendo:
«Es la columna vertebral del periodismo tanto digital como convencional, ES EL PRIMER AMOR DE TODO REPORTERO».
Entonces sin investigación y sin periodista no hay noticia. Y sin investigaciones y sin periodistas no hay periodismo. Así de simple. Y ello? Porque el periodismo es creación de un talento humano para narrar, relatar, contar, desde su inteligencia, cualquier suceso de la calle, por más banal o transcendental que sea. Para que haya noticia se requiere la mediación inventiva del periodista, no como protocolista, sino como creador. De ahí los géneros periodísticos, como la crónica, el reportaje, la entrevista en profundidad. Estos géneros son los que acreditan de calidad a un diario con lectores.
Precisado los ámbitos de la noticia periodística, indagamos a Ángulo Hernández, quien es Magister en periodismo digital, con premios nacionales e internacionales, sobre lo digital del periodismo, ello para aclarar lo de la Infodemia o Fake New de las redes social, y nos ilustró así:
“El periodismo digital es el uso de las plataformas tecnológicas para masificar la rotación de sus contenidos y aprovechar las herramientas que permiten contrastar datos entre puntos aislados sin necesidad de acudir físicamente a ellos». Y agregó que las características del mismo son: la actualización permanente, la facilidad de rastreos de archivos y la interactividad.
En la Web, expresa la reportera Ángulo, «nunca un texto está completamente terminado, pues nos brinda la opción de continuar ampliando y agregando detalles del hecho a medida que se va desarrollando.
Y concluye que el periodismo digital aprendió de lo instántaneo de la radio, de la precisión de los diarios impresos y de la ilustración de la television. La complejidad de los medios periodisticos, anoto yo. Un auténtico cruce de caminos.
Frente a esa perspectiva o claridad conceptual es lógico anotar que para considerar un mensaje, texto o comunicación como NOTICIA estos deben estar mediados, en su autoria o redaccion, por un periodista y, obvio, intervenido por un medio de comunicación social acreditado como tal. No por ser Presidente de la República o autoridad competente o ciudadano sin crédito alguno, lo que digan, escriban o tuiteen ES NOTICIA. Para mi es información. Pero no periodismo. Y ello?. Porque «el periodismo debe ser siempre periodismo». Lo otro es marketing o propaganda o informes oficiales.
Si hay oyentes, televidentes o lectores, los medios deben hacer periodismo. O sea investigar antes de emitir, editar, suministrar o publicar noticias. LO QUE COMUNICAN LAS REDES SOCIALES, sin marca de un medio digital, no son noticias, sino medía la creación de un periodista. Son expresiones de una persona, sin distinguir cargo o condición social, política, académica o de poder.
Ahora desde que, en el siglo XVII, el filósofo inglés Thomas Hobbes, en páginas de EL LEVIATHAN (un personaje bíblico y humano en plan de resucitar en éstos tiempos de epidemia ) expresó QUE EL CONOCIMIENTO ES PODER. Frase que ha sido asimilada como LA INFORMACION ES PODER. Los que detentan poder se han creído, a su manera, dueños del conocimiento. Y aquellos dedicados a informar, o periodistas, se han asumidos como los amos de la información. De ahí que se presuma que EL PERIODISMO, de calidad o no, SEA EL CUARTO PODER PÚBLICO.
Todo lo anterior es uso, legítimo o no, del lenguaje. De la libertad de pensamiento o de expresión o de opinión. Libertades que nos merecen atención posterior. Pero la información, qué ocurre con la información como pilar del debate en una democracia?.
En nuestro país, la Constitución Política vigente consagra, en dos normas, artículos 20 y 74, el Derecho a la Información o de Información.
El artículo 74 constitucional consagró, como derecho social, económico y cultural el de Información, que en el devenir jurisprudencial es considerado un derecho fundamental. La norma dice:
«TODAS LAS PERSONAS TIENEN DERECHO A ACCEDER A LOS DOCUMENTOS PÚBLICOS SALVO LOS CASOS QUE ESTABLEZCAN LA LEY.
EL SECRETO PROFESIONAL ES INVIOLABLE».
Es claro, entonces, que la información es un derecho público. De todos. No es exclusivo de una persona (periodista) o de una entidad (medio o autoridad: pública o privada). Nadie es dueño de la información, aunque la hayan convertido, los que se creen dueños del poder en una democracia constitucional, en una mercancía, comprable o vendible.
En desarrollo de ese derecho constitucional, en Colombia el Congreso de la República expidió, en el 2014, la Ley 1712 o «Ley de Transparencia y del Derecho de Acceso a la Información Pública». Esa Ley contiene algunas reservas, pero ella garantiza que todos, y no sólo periodistas o medios, podamos acceder a los archivos oficiales. Es decir, Investigar para informar, no para «copiar» o entrecomillar lo que digan gobernantes.
Hoy, por eso se teme, desde la Presidencia hacia abajo, a la denominada INFODEMIA O FAKE NEWS, muy del corazón de las redes sociales. No del cerebro. Y el sindicato de Medios proponga un «periodismo confiable». Aunque son nuestros Medios lo que han dado entidad o personificación a tal INFODEMIA, por incapacidad o temor de investigar la PANDEMIA del coronavirus.
Cuando había concebido y armado la argumentación de este texto y avanzaba, lentamente, en su redacción me encontré dos opiniones o declaraciones, sobre éste asunto, de dos admirados periodistas, el reportero Juan Gossain Abdala y el columnista Héctor Abad Facciolince, ambos novelistas. Y no me negare a compartir, con mis lectores, lo expresado por estos ilustres colegas, a fin ustedes saquen sus autónomas conclusiones.
- GOSSAIN.»La prensa se ha dejado influir, se ha dejado penetrar por los elementos que enloquecieron a los pacientes. La política, los intereses económicos, los intereses sociales. Ahora LA PRENSA ES VICTIMA DE ELLOS.».
Y sobre la influencias de las redes sobre los medios, puntualizó: «LE HAN HECHO UN DAÑO ÉTICO, pero también económico. Cada vez circulan menos»(ver SEMANA. 6/6/2020).
ABAD. “La información salva vidas. La buena información, contrastada, veraz, que entrevista a los que saben, que profundiza con los estudiosos, que investiga honestamente y que busca ser útil para TODOS LOS CIUDADANOS CORRIENTES, SALVA VIDAS:(ver El Espectador. 7/6/2020).
He ahí visiones comunes para responder a los interrogantes planteados. Lo cierto. LA VERDAD NO LE TEME A LA MENTIRA. Ella, se suicida.
Y me mantengo en que Umberto Eco tuvo razón cuando dijo que las redes sociales «son una invasión de idiotas». Y de locos por el poder. Ebrios.
Próxima. LOS NIÑOS SIENTEN, RAZONAN Y EXPRESAN. NO SON COSAS, SINO SERES ACTIVOS DE DERECHOS HUMANOS.