Por Gaspar Hernandez Caamaño
DÓNDE HABITA EL AMOR?.
Declaro que aún en Colombia no habita el amor, aunque la paz esté cerca y hayamos disfrutado de los Carnavales. Todavía nuestra tierra amada está habitada por el horror que no es otra cosa distinta que las muertes por física hambre de niños y niñas en las rancherías de la Guajira. Semejante tragedia, inacabada y repetida, no me tranquiliza el alma impotente ante semejante vergüenza social en un Estado que pretende, en su Constitución Política, la prosperidad general.
Por eso me he preguntado ante los diversos Joselito que han desfilado ante mis ojos sin lágrimas dónde habita el amor en un país poblado de hambre frente al mar. No hay derecho que derrochemos la maizena y los niños de la Península rueguen por agua y pan. País de paradojas, país de horror, donde creemos que denunciando la corrupción podemos salvar vidas que esa misma corrupción ha convertido en muerte absurda.
Pero donde habita el amor en usted Señora en su amante? Por los aires de moda busca un metrosexual? O usted Señor quiere una amada con figura de avispa o simplemente una mujer decente que le sirva el desayuno? Los jóvenes muy seguramente buscaran el amor en los besos carnosos de las adolescentes que les desfilan con su juventud alborotada. Y las muchachas soñaran con un príncipe azul que la haga su esposa en pleno mediodía. En fin la humanidad busca al amor en sitio donde este genuflexo y flexible personaje no habita.
El amor habita en lo inmaterial, no del Carnaval ni del Vallenato. Habita en lo esencial de las situaciones, de los actos y de las personas. No es su forma, sino en su contenido. Por eso Platón decía que el amor era una obra de arte. Y en esta vida no todos somos artistas por eso no todos amamos ni a los niños de las Rancherías ni a la dama pálida, de desamor, que camina a nuestro lado. No hemos aprendido a buscar la esencia de cada ser y seguimos muriendo de hambre de amor