¡EPA! COLOMBIA.

Por. GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.

Guillermo Hoyos, filósofo colombiano, en una larga entrevista periodística, declaró que a nuestro actual sistema educativo le quedo una asignatura pendiente, la de ciencia política. Es decir, que ni en la escuela ni en la universidad se enseña a pensar la política como ciencia. Ciencia de la convivencia. Creo que el filósofo y educador tenía razón. Y lo pienso cuando leo tantas declaraciones, en redes y medios sociales, sobre las causas y consecuencias de las protestas que invaden plazas y calles de Colombia. 

Todos, como ciudadanos, podemos opinar en política. Pero no todos pueden orientar y conducir a una sociedad si no saben ciencia política, no solo desde lo académico, sino desde la diaria lucha por construir democracia y un país en paz. Me refiero al uso del lenguaje, oral, digital y visual, que se ha propagado en las marchas y en las declaraciones para respaldar o censurar la protesta social.

Y tomo como ejemplo, didáctico, el video de la joven denominada «EPA COLOMBIA». Pieza fílmica que muestra a una mujer, martillo en mano, destrozando la estructura de vidrio de una estación de transporte público. Y afirmando que lo hace para protestar por los robos de El Estado. Tal hazaña la difunde y se convierte en noticia judicial. Y la dama del martillo se transforma en protagonista de una protesta social. Judicializan tal conducta, públicamente delictiva, y la justicia sentencia que es un acto no punible con prisión.

¿Cómo leer esa historia? Para mí, ni la dama del martillo ni la juez saben de política. Es decir, no han aprendido los más elementales principios de convivencia ciudadana consagrados en nuestra vigente Constitución Política fundada, entre otros principios,  en la prevalencia del Interés General y La Paz, como derecho y deber de obligatorio cumplimiento.

La Constitución misma ordena que deba ser enseñada, como asignatura educativa, en las instituciones escolares del país. Quisiera saber si a la joven de marras la educaron en que la protesta, como derecho ciudadano, debe ser PACIFICA. Y que no se puede salir a protestar con un martillo en mano, con un arma contundente, porque se corre el riesgo de atentar, como sucedió, contra caros bienes jurídicos, como la tranquilidad, la seguridad y la salubridad pública. Y eso es un peligro que debe evitarse en actos políticos, donde «cunde el pánico». Un martillo es un arma mortal, como una herramienta de trabajo. La dialéctica del bien y del mal.

Castigar es un acto de alto significado moral. Moral como costumbre social. Y castigar un confeso delito, no solo es una sanción al autor, sino un mensaje a la educación social, en el sentido que el delito se castiga y debe prevenirse su comisión. No solo se castiga al delincuente, sino que se advierte a la sociedad.

Entonces, es claro para mí que nos falta mayor educación política. Que nos cultiven en lo pacifico de protestar por razones justas y de mejoría social. Por eso comprendo que lo de «EPA COLOMBIA»  es una alerta a Colombia. 

¡Epa! Colombia. La violencia ya no es partera de la historia. Olvidemos el inventario de muertos. Aprendamos que política es acuerdo. Acuerdo para vivir en paz. 

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