POR GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
– Una ingeniera paisa duró en la rectoría el más largo período de su historia.
Pensar es una tarea.
Y no una tarea fácil, pues hay que aprender a pensar, así como a respirar en profundidad. El budismo enseña.
Y pensar es tarea más difícil para quienes, en la Universidad del Atlántico, se han «en- canecidos» creyéndose «los dueños de la película». De ahí que pensar la Universidad, desde su patio escueto y alrededores, rio y mar, sea una aventura para quienes han madurado en la osadía.
Atreverse a pensar, por sí mismo, es y fue el emblema de La Ilustración. Y en ese contexto mental nos atrevemos a pensar la Universidad desde la Libertad de no cargar «mochilas» de otros y menos para asumir la longevidad, de ser los mismos de 50 años atrás. Con el mismo discurso: LA CRISIS DE LA UNIVERSIDAD.
UNIVERSIDAD DE RECTORES.
La Universidad del Atlántico se fundó en 1941. Y en 79 años de historia institucional, en dos siglos, ha tenido 65 rectores, entre titulares y encargados. Lo que permite afirmar que, en promedio, ha tenido una rectoría por cada año.
Para precisar ese promedio, favor preguntarle al profesor Ramón Mattos, él debe estar en El Jardín del Barrio Abajo.
Y cada rectoría ha montado, o tiene, un discurso. Unos de re-fundación ( a lo Mancuso, no H. Marcuse), otros de re-estructuración integral y otros, como el actual, de más democratización. Volver a los claustros como en la Edad Media, he leído en una propuesta de reforma. Nadie confía en sus representantes.
Pero en todos, el discurso preponderante es el de «la crisis». Hay que superar la crisis que ellos mismos, los montadores y tumbadores de rectores, han creado.
De los 65 rectores o rectorías, en 79 años del nacimiento filosófico, los períodos más largos han sido: el de la ingeniera antioqueña Ana Sofía Mesa de Cuervo y la del filósofo- fundador Julio Enrique Blanco.
La paisa, como la llamaba el exgobernador de la autonomía regional, duró 8 años. Y el filósofo tuvo 2 rectorías, ambas suman 5 años. A Julio Enrique le rindieron homenaje con un rostro metálico y el bautizo con su nombre de un salón multiuso. Osadía: cómo reconocerán a Ana Sofía en los 80 años de historia universitaria?. Pregunto?. No mamo-gallo!.
De tantos rectores, solo cuatro mujeres, en el Siglo XXI, han ocupado la rectoría: la psicóloga Paola Amar, la ingeniera Mesa, la socióloga Rafaela Obeso y la abogada Yolanda Martínez, quien solo duró un día, el de la posesión, pues descubrieron que estaba inhabilitada y ella, oronda, se «largó». Creo no firmó ningún acto, por eso no aparece en la reseña o estadística de los historiadores por contratos.
También deberían incluir a la ex decana Clara Vargas, quien ejerció funciones de rectora en diversas ocasiones.
Como ven, el Siglo XX fue de solo rectores. 59 años de predominio masculino tuvo la rectoría de la Universidad. Solo en el presente siglo, con el espíritu inclusivo de la Constitución Política del 91, la misma de LA AUTONOMIA UNIVERSITARIA, la Universidad dio el salto de reconocer la inteligencia académica de la mujer. Un avance de convivencia. Y ha sido una mujer la que más ha durado en dicha rectoría, la sacaron por una «patúleca» jurídica de un exgobernador guajiro y un farmaceuta vallenato. Fuera paisa!, festejaron en Simón Bolívar.
Pero la rectoría de la Universidad ha estado, en otros tiempos menos agitosos, en manos de reconocidos intelectuales de Barranquilla y la Región Caribe. Enumero algunos nombres conocidos por su vida intelectual, académica, periodística y jurídica como los de: Julio Enrique Blanco (filósofo), Carlos Angulo Valdez (antropólogo), Ernesto Cortissoz (visionario), Juan B. Fernández Renowitzky (director El Heraldo), Roberto Mc Causland(arquitecto), José Consuegra Higgins (economista fundador de UniSimón Bolívar), Antonio Caballero Villa(jurista), Carlos J. María (crítico literario), Esteban Páez Polo (exmagistrado). Estos ex rectores tienen libros y obras culturales que mostrar en su vida profesional, de acuerdo a mi volátil memoria de periodista.
También a la rectoría llegaron destacados ciudadanos Barranquilleros, oriundos y adoptados, que brillaron en sus profesiones y vida social, como, entre otros:
Rafael Tovar Ariza, Humberto Beltrán Sierra, Osvaldo Consuegra, Fernando Cepeda y Roca, Víctor Gallardo, José Alejandro García, Eberto González Rubio, Jose Lacorazza Varela, José Stevenson Collante, Christian Ujueta Toscano, Ernesto Camargo Ciodaro y Armando Zabarain.
Entre las profesiones, los economistas han sido, al parecer, los que más han sido rectores. Será por ello, el discurso recurrente de la crisis financiera?. Algunos ex rectores economistas son, entre otros: José Consuegra, Álvaro Asthon, Eduardo Ahumada, Mario Morales, Ubaldo Meza, Rafael Castillo, Juan Romero (contador público).
También, entre los ex rectores más fugaces, en tan anhelado y peleado, actualmente, cargo aparecen economistas como: Robinson Flórez (unos cuántos días), José Luis Ramos (una semana y nunca se atrevió a firmar un acto administrativo por temor a ir preso), Rubén Ponce (7 días).
Pero el rector más fugaz de todos, fue el exministro de Comunicación y gran contertulio liberal, el abogado Antonio Abello Roca, más conocidos entre sus copartidarios como «El Pato Abello». A Don Antonio los estudiantes de entonces, inicios de la década de los años 70s, no lo dejamos entrar a la Universidad, sede «20 de Julio», o sea nunca se sentó en la silla rectoral. Cuando el recién posesionado rector llegó, con su colorada comitiva, desde la Gobernación, una multitud estudiantil, apostada en el parqueadero y las calles adyacentes, gritaba: » Fuera El Pato!!. No queremos al Pato». Y éste, con su pico y su cola, impávido y furioso, se quedó en los bordillos de la tienda y cafetín «La Barquita», donde estudiantes y profesores hablamos «física paja». El Dr. Abello, hombre simpático y de fácil verbo, nunca firmó un acto como rector, amén del acta de posesión.
Son tantas las curiosidades o picaresca de la rectoría de la Universidad del Atlántico, que hasta un rector policía tuvo. Se trata del Ingeniero Guillermo Rodríguez Figueroa, gran comentarista futbolero, que todavía decide la suerte del Alma Mater como consejero en representación de los ex-rectores en el Consejo Superior. Al hombre del viejo jeep Willy, todos los de entonces, años 70s, lo bautizamos » El Rector Policía», porque gobernó con un escuadrón de agentes uniformados de la Policía Nacional, apostados en la puerta principal de la Sede Centro. Los policías, lista en manos, autorizaban la entrada y salida del personal administrativo, de docente y de los estudiantes. Estudiante que el rector no quería, le quitaban el carnet y en la práctica era expulsado bajo la sindicación de «revoltoso». Para aquellos años las universidades no estaban amparadas por el principio constitucional de Autonomía Universitaria, que en la del Atlántico no solo violó, recientemente, el ESMAD de la policía, sino las propias autoridades universitarias al permitir, socarronamente, la injerencia del poder ejecutivo local en las decisiones de gobierno del «Ente Autónomo Universitario». Ese es otro discurso.
Me contaron en éstos días de «marimondá», que visite la Ciudadela en afanes abogadiles, que el «histórico» profesor, Arteta Ripoll colecciona el acto administrativo con que el «rector policía» EXPULSÓ a los revoltosos. Dice Cristóbal, no Colón, que fueron 17 los expulsados por «la bota militar», entre ellos él.
Presumo, admitiendo prueba en contrario, que el único rector titular que ha renunciado a tan distinguido cargo, ha sido un ex-rector del colegio » Dolores María Ucros» de Soledad. Renunció estando de vacaciones concedidas por el Consejo Superior, abusando de sus funciones. Y es plausible su renuncia, porque otros, creo, murieron en ejercicio del mismo. Son las enseñanzas de la historia «nuestra Caballeros!!». También me datearon que el filósofo Andrade fue el primero que renunció.
Muy a pesar de ser fundada, de un tecnológico, por un filósofo de oficio, la Universidad del Atlántico no ha tenido filósofos en su rectoría. Y eso que tiene un programa de Filosofía. En el extenso listado de ex-rectores aparece otro filósofo, José Joaquín Andrade, profesor de Uninorte y experto en la teoría de la Acción Comunicativa de Jurgen Habermas, el pensador alemán. Andrade es tan ajeno a la Universidad fundada por su colega J. E. Blanco, que casi nunca vota en las elecciones de ex-rectores, pues fue rector titular también por escasos días.
Revisar la lista de rectores en 79 años permite imaginar que los detalles de esa historia podrían explicar los movimientos que se mueven por llegar a la rectoría de la Universidad del Atlántico.
Historia que es un interesante tema para una investigación multidisciplinaria que permitiera develar por qué tantos rectores. Pero bueno eso es un sueño. O un nuevo contrato.
Y mirando el listado comprendo porque la Universidad del Norte se ha desarrollado tanto. En Uninorte, un rector duró 40 años en el cargo. Como lo fue el filósofo nieztcheano Jesús Ferro Bayona, siempre preocupado por lo que ocurría en la Universidad vecina, donde los rectores son cambiados como los jugadores de futbol, cada semestre uno nuevo.
Ese dato puede ayudar a explicar la crisis de que tanto se habla en la Universidad del Atlántico: inestabilidad intelectual, inestabilidad institucional. Universidad de TODOS. Universidad de NADIE. Entre tantos «sabios» nadie hace la tarea de PENSAR LA UNIVERSIDAD. Prefieren lo haga la Gobernadora, para quien la Universidad es el municipio # 24 del Departamento del Atlántico. NO NECESITA RECTOR, SINO UN «ALCALDE», con mandato, como piden en la propuesta de reforma estatutaria. Eso se colige de la propuesta de escoger por voto ponderado a rectores y decanos. Esa es otra historia. Otro discurso.
LOS DISCURSOS UNIVERSITARIOS.
El discurso, según M. Foucault, tiene un orden. Orden enlazado con el ejercicio del poder, al que el discurso intenta legitimar, sin tener evidencia de quien es, realmente, el poder.
Es, presumo, lo que ocurre en el ejercicio del poder desde los llamados órganos de dirección en la Universidad del Atlántico, institución Estatal del Servicio Público de Educación Superior, que en su vida administrativa- académica ha tenido 65 rectores o rectorías, pues algunos han repetido períodos, lo que hace suponer la existencia de igual número de discursos para «materializar» el ejercicio del poder. Poder difuso en una democracia incluyente.
Tengo vivencias, experiencias y conocimientos de la vida académica, administrativa, cultural e intelectual de la Universidad del Atlántico, desde sus últimos 50 años, ya que me vincule a la misma desde la década de los años 70s, cuando se vivía una intensa actividad teatral y literaria en la Facultad de Arquitectura, considerada entonces la mejor de Colombia, y en la Licenciatura de Idiomas. Para entonces era un Bachiller en Filosofía y Letras, a quien lo seducía la obra teatral de Bertold Brecht.
Buenos en estos 50 años, la Universidad ha contado con 38 rectorías, aunque en una la misma duró 8 años, largos y polémicos. Es decir, en mi imaginaria, ha tenido 38 discursos. Unos largos, otros cortísimos y uno que otro fugaz, como briznas de viento que solo la estadística enumera. Las otras 27 rectorías se dieron en los 29 años iniciales. Una rectoría por año, diría Mattos.
Entonces solo tengo memoria de estos 50 años, en los cuales he escuchado heterodoxos discursos, muy a pesar que los objetivos de la Educación Superior los definió, con suma claridad, la Ley 30 de 1992, cuyo artículo 4 reza:
«La Educación Superior… despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de LA AUTONOMÍA PERSONAL, en un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico que tenga en cuenta la universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el país. Por ello, la Educación Superior se desarrollara en un marco de libertades de enseñanza, de aprendizaje, de investigación y de cátedra».
Se habrá logrado, en tantos años de vida académica, la autonomía personal en nuestros universitarios, docentes y dicentes, si todavía hacemos rezos en La Catedral y creemos en el «voto ponderado» para escoger rector y decanos?. Autonomía es confianza. La tenemos?.
Pero, volvamos a los discursos. La autonomía concebida como autarquía es uno. Más el primero que escuche, en mi adolescencia universitaria fue: LA UNIVERSIDAD LA VAN A CERRAR.
Y del cierre, los oradores de cafetería, culpaban, como ahora, al gobierno nacional. Motivos: la crisis financiera y la rebeldía estudiantil. La de los años 70s y 80s. La del co-gobierno universitario.
El discurso, pasado 50 años, sigue siendo identifico. Pero los de entonces, ya no somos los mismos. Ahora somos abuelos, vivimos de una pensión estatal. Y los más tenaces, «los históricos», aún siguen pelechando e incitando a los nuevos estudiantes con el trasnochado discurso del cierre y la crisis.
Muy en contra del ex rector policía, la Universidad no ha sido cerrada, aunque en el deslumbrante «AÑO DEL AGUA», sus finanzas «naufragaron». Tanto…tanto que debió lanzarse el salvavidas de la Ley 550 de 1999, que la mantiene a flote, por la cirugía de urgencia que le practicó la ex rectora antioqueña. Pero como se continúe «soñando» en una «Constituyente Universitaria», sin rector ni autoridad, volverá a aquéllos años «Del Agua», donde los pensionados, casi mensualmente, bloqueaban las entradas y la actividad universitaria se cerraba. No había plata para cancelar mesadas.
Los tiempos han cambiado. Los pensionados ganaron un proceso judicial, logrando que Minhacienda y el Departamento reajustaran sus aportes en el Convenio de Concurrencia. Pero los recientes ex rectores no saben cómo cobrarlo. Por ignorancia o sobradez?. NO ENTIENDEN QUE ES AUTONOMIA Y LES ENCANTA TENER JEFES.
Recuerdo que para los años 2006, finales, y 2007, inicio, la Universidad fue cerrada para montar la reestructuración administrativa a la que obligaba la Ley 550. Se cortaron cabezas a empleados, se generaron demandas de reintegro y se fueron cancelando obligaciones. Pero los efectos de la 550 se prorrogaron hasta Agosto 2020. Y no he escuchado un discurso sobre esa delicada situación. Hay que indagar sobre lo real de la crisis financiera. Si hay cómo superarla. O es algo recurrente por desconocimiento en el manejo financiero universitario. Y muy particularmente, el de la Universidad del Atlántico.
Y concluyo acordándome que el discurso de estos días de Asambleas y «canosas» reuniones de jóvenes e «históricos», por la reforma del Estatuto General, es el de «la democratización» para elegir decanos y rector. O sea, democracia de mayorías «ponderadas». Y qué ocurre con las minorías?. Recuerden jóvenes, Colombia es una «democracia constitucional, participativa e INCLUYENTE».
Próxima entrega: ¿CÓMO SUPERAR LA CRISIS DE GOBERNABILIDAD EN LA UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO?
– la fuerza de los argumentos o los argumentos de la fuerza.