LO PUBLICO SIEMPRE ES LIBRE EN UNA DEMOCRACIA LIBERAL.

Por. GASPAR HERNANDEZ CAAMAÑO.

Colombia es una democracia,  Liberal, Constitucional, Deliberativa. No somos un Estado policía, Gendarme y mucho menos una dictadura. Por ello cada persona que habite el territorio de nuestro país goza de un derecho inalienable, SU LIBERTAD.

Así lo consagra el articulo 5o. constitucional que establece que ese derecho prima sobre el Estado y hasta la familia. Por tanto en cada colombiano habita un ser libre y no un esclavo. Somos entonces, como personas, dueños exclusivos de nosotros mismos y no instrumentos o medios de otros, por más poderosos que se crean. Ante la ley todos somos y nacemos iguales.

Por ello nos resulta extraño, para no decir absurdo, que en un estadio de fútbol, construido con los impuestos de todos y para el disfrute de todos, agentes de la policía nacional sean agentes de intereses particulares. y prohíban las manifestaciones de los espectadores que pagan para ir a divertirse. Solo se puede reprimir cuando la conducta ha causado daño. Es la filosofía del Estado de Derecho liberal, que reprime pero nunca prohíbe o previene. Esa es tarea de dictadores.

De ahí que sea recordarle a quienes el poder económico los obnubila lo consagrado en el vigente articulo 20 de la Constitución Política. Cuya letra dice así: « Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.»

Un estadio de fútbol pertenece a lo que Hanna Arendt llamó la esfera pública, para diferenciarla de la privada que es lo prohibido, lo que privadamente pertenece a un ser humano y donde sin su autorización no se puede ingresar, invadir es lo intimo lo propio.

Pero cuando un barranquillero arrebatao, como yo, un ñero de racamandaca se viste de Tiburón desde que amanece el sol, de rojiblanco y se «achanta» en el Metropolitano es un fanático, un liberado de su egoísmo y es comunidad, es público es Estado. La policía uniformada debe garantizarle su derecho a gritar, a mentar madre, a protestar, a expresarse como le dé la gana, a hacer catarsis su emoción de Juniorista de corazón, de venas, de historia, en una palabra derecho a expresar no solo su frustración, sino su alegría de barranquillero. Nosotros no somos suecos ni hooligans,  somos curramberos.

Esto es tan cierto, que en el Metropolitano nació una institución única en la historia del fútbol colombiano que se bautizó «EL CORITO CELESTIAL» y su padrino, hoy difunto, mi defendido, el Campeonisimo Edgar Perea la inmortalizó. La madre para quien la deje morir, ella vive en la tribuna Sur del estadio de la Ciudadela.

No dejemos Señores Policías que muera nuestra alegría y si con un cartel expresamos inconformismos, que revire a quien el guante se le planté. La libertad, señores directivos del glorioso Junior, no se mendiga y no olviden que el equipo de los Tiburones nació en Rebolo y aquí, en Rebolo, no le negamos una recordada de madre a nadie.

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