Por: JIBS
Hoy, 1 de junio de 2025, la Universidad del Atlántico celebra 84 años de existencia. O, más que celebrar, nos invita a detenernos un instante y contemplarla con reverencia. Porque esta no es solo una universidad: es la Señora Universidad del Atlántico. Una dama forjada en la lucha por el conocimiento, por la inclusión y por el desarrollo del Caribe colombiano.
Ochenta y cuatro años no se cumplen todos los días. Y los de ella están llenos de historia, de resistencias, de conquistas, de transformaciones profundas. Quienes hemos tenido el privilegio de caminar por sus pasillos —como estudiantes, trabajadores, profesores, contratistas, egresados o sindicalistas— sabemos que más que un campus, la Universidad del Atlántico es un punto de partida para las vidas de miles de personas.
Hoy es momento de enaltecerla. De rendirle un homenaje sentido a una institución que, sin temor a equivocarnos, ha contribuido a construir país desde la región. No es casual que hoy luzca el reconocimiento de Alta Calidad, resultado de años de esfuerzo colectivo, planificación estratégica y decisiones valientes. Esa alta calidad no es solo un título, es una promesa cumplida.
Quiero destacar de manera especial el liderazgo del rector Danilo Hernández Rodríguez. Su compromiso con la academia, la investigación, el bienestar institucional y la proyección internacional ha sido fundamental para que nuestra universidad no solo resista, sino que crezca, se fortalezca y se reinvente cada día. Junto a su equipo de administración, ha sembrado bases sólidas que permiten soñar con una Universidad del Atlántico de talla global.
Y ahí, hombro a hombro, ha estado también SINTRADEUA. Porque creemos en el diálogo social, en el respeto mutuo y en la construcción colectiva de una mejor universidad. Desde el sindicalismo moderno, propositivo y comprometido con lo público, hemos aportado nuestra voz, nuestra gestión y nuestra visión para seguir consolidando una Universidad del Atlántico que no solo forme profesionales, sino seres humanos éticos, críticos y transformadores.
No podemos dejar de mencionar los múltiples convenios nacionales e internacionales que hoy fortalecen nuestra presencia en el mundo. Esta universidad ya no es solo del Atlántico, es de Colombia, de América Latina y del mundo. Es, sin duda, un faro del Caribe, que ilumina con conocimiento, ciencia, arte y cultura.
Hoy más que nunca, decir «soy uniatlanticense» es decirlo con el pecho lleno de orgullo. Porque la Universidad del Atlántico nos pertenece a todos, y todos somos parte de su historia.
¡Feliz cumpleaños, querida Señora Universidad del Atlántico!