La Universidad del Atlántico vivió este 17 de marzo una jornada clave para su futuro. Cientos de estudiantes, docentes, trabajadores y sindicalistas nos reunimos en un plantón pacífico para manifestar, sin titubeos, nuestro respaldo a la reelección del rector Danilo Hernández. Porque si algo ha demostrado su gestión, es que el camino del progreso se construye con liderazgo, estabilidad y resultados.
Pero cuando hay avances, también hay resistencias. Mientras defendíamos nuestra posición con argumentos, otros respondieron con explosivos. Nos atacaron porque no pueden refutar lo evidente: la universidad ha avanzado con Danilo Hernández y su continuidad representa una amenaza para aquellos que añoran tiempos de caos e incertidumbre.
¿Quiénes están detrás del sabotaje?
A simple vista, pareciera que los ataques vinieron de los mismos de siempre: los que no soportan el orden ni el crecimiento. Sin embargo, no se puede ignorar que, en las sombras, también hay actores que prefieren jugar a dos bandas. Algunos que, de día, visten el traje de la institucionalidad, pero de noche susurran estrategias para frenar la reelección. No porque estén en contra de la estabilidad, sino porque les incomoda que el artículo 29 pueda modificarse y eso arruine sus aspiraciones personales.
Porque una cosa es defender principios y otra muy distinta es sabotear desde dentro, usando terceros para hacer el trabajo sucio. ¿Casualidad que algunos dentro de la misma administración guarden un silencio estratégico? ¿Simple coincidencia que ciertos personajes se incomoden tanto con la idea de la reelección inmediata?
El miedo a la continuidad de un liderazgo fuerte
Es evidente que a algunos no les conviene un rector que siga consolidando su gestión. Prefieren una universidad frágil, donde el poder sea efímero y negociable. Pero lo que no calculan es que la comunidad universitaria ya abrió los ojos. Sabemos quiénes trabajan por la universidad y quiénes trabajan para sí mismos.
Los explosivos de hoy son solo una metáfora de lo que ciertos sectores intentan hacer: desestabilizar para sacar ventaja. Pero SINTRADEUA no es ingenuo ni se deja engañar. Sabemos que la universidad necesita continuidad, no ambiciones disfrazadas de principios.
SINTRADEUA no se rinde
A pesar de los ataques, nuestra posición es inquebrantable: defendemos la reelección de Danilo Hernández porque representa el camino correcto. No nos vamos a dejar intimidar por quienes no tienen argumentos y necesitan recurrir a la violencia o a la conspiración silenciosa.
Que quede claro: nosotros no nos vendemos, no negociamos la estabilidad de la universidad y no nos callamos.
A quienes intentan jugar a dos bandos, solo les decimos: el tiempo y los hechos los dejarán en evidencia.